Mente en blanco



Si dos pensamientos son distintos, es que están separados. Esa separación implica una distancia entre ellos; salvarla requiere un viaje. En el ínfimo tiempo que dura ese viaje, ¿cómo está la mente?
La mente no está en blanco cuando está ocupada en algo, cuando ocupa el escenario o alguna platea del teatro de ese mundo interior. Ahora bien, puedo dejar de pensar en algo y pasar a pensar en otra cosa: la mente puede viajar de un teatro a otro. En el tiempo de ese viaje, la mente no está en ningún teatro: no está ocupada en nada, está en blanco; no ocupa ningún sitio, está en tránsito.
Si disminuyéramos el tiempo de estadía en cada teatro e incrementásemos la velocidad y el número de mudanzas, de ese vértigo obtendríamos un efecto cercano al de la mente en blanco. Si lográsemos acercar el tiempo de nuestras visitas al tiempo de nuestros viajes, sus sumas se parecerían cada vez más. En una visita tan fugaz como el viaje, se lograría una buena ilusión de tener la mente en blanco. (Jamás accedería al mínimo atisbo de esa blancura el Borges que no puede mudar su pensamiento del Zahir; pero su pensamiento será tan monocromático como el de esa blancura.)
¿Qué hay de la alternativa de ocupar la mente en nada? Podemos permanecer en un teatro cuyo escenario esté vacío, pero no también sus butacas; un teatro absolutamente vacío, nulo, requeriría nuestra cabal ausencia. En esta línea, la mente sólo puede estar en blanco cuando ya no está: en la muerte del cerebro que ideó ese alter ego discursivo a la medida de su comprensión de sí.

Hay 3 comentarios:

Ombligo Verde
18 de octubre de 2008, 12:27

Más me cuesta reconocer que agun ser humano pueda tener la mente ocupada en algo (algo entiéndase como "sólo este algo", podría decirse zambullidor que la mente está siempre en gris y cuando está a punto de completar un viaje hacia el Maipo ya está contando las monedas para tomarse el 111 a Obras a ver a la vela juaaaa). como mi amigo verde te digo fenómeno-y-lógico.

Me habria gustado estar en M/S, porque aunque ya te escuché leer cadáveres exquisitos vamos, las cosas cambian con un micrófono. Será en diciembre!!!

Bien por la zambullida, me alegra que te hayas tirado un clavado! Volveré y seremos millones Phelps! hasta pronto! mientras te leo :)